Ante el busto del Gran General del Aire del Perú, ubicado en el Entorno de los Héroes en el campus central de la Universidad Católica de Santa María, las autoridades de la casa santamariana y de la Fuerza Aérea del Perú, colocaron ofrendas florales en homenaje al acto de valentía que tuvo el Capitán FAP. José Abelardo Quiñones Gonzales, en conmemoración al 82 aniversario de su inmolación en Quebrada Seca, durante la campaña militar de 1941 con el Ecuador.
La ceremonia fue presidida por el Dr. Manuel Alberto Briceño Ortega, Rector del claustro santamariano, quien estuvo acompañado del Mayor General FAP Juan Pablo Tryon Carbone, Comandante General del Ala Aérea Nº 3.
En el discurso de orden, el Comandante FAP. Mario Minaya Medina, Oficial del Ala Aérea N°3, resaltó el ejemplo de valores y virtudes que representa el Héroe de la Aviación Peruana, sinónimo de juventud, coraje, destreza y patriotismo resumido en el más noble ejemplo de amor por la Patria.
Asimismo, el Dr. Manuel Alberto Briceño Ortega, como primera autoridad de la UCSM, resaltó que el Capitán Quiñones, siempre anhelo los más altos ideales y cultivo aquellos que llenan de sentido pleno la vida. Los rasgos esenciales que definían su personalidad, era la fortaleza que lo volvía capaz de superar cualquier obstáculo y dificultad.
“Como parte de la academia estamos conscientes que es nuestro deber inculcar en cada estudiante que egresa el amor al Perú a través del servicio, como lo hizo el Capitán José Abelardo Quiñonez; cada de uno de nuestros egresados debe seguir el ejemplo de lealtad y compromiso en el ejercicio de su profesión y dar todo por la patria hasta el sacrificio”, enfatizó el Dr. Manuel Alberto Briceño Ortega.
Ofrendo su vida
Durante la guerra con el Ecuador de 1941, el Teniente José Abelardo Quiñones integraba el XXI Escuadrón de Caza del Agrupamiento Aéreo del Norte. El 23 de julio de 1941, a bordo de su avión bautizado con el nombre de Pantera, se volcó sobre el puesto ecuatoriano de Quebrada Seca, el que fue alcanzado por el fuego antiaéreo enemigo. En vez de saltar del avión y utilizar su paracaídas, Quiñones enrumbó su avión hacia el blanco ecuatoriano, estrellándose, destruyendo las baterías enemigas y muriendo en el acto. Tenía apenas 27 años.
Este acto de heroísmo fue reconocido por los propios ecuatorianos al entregar sus restos. El gobierno peruano lo ascendió póstumamente como capitán de Aeronáutica por muerte en acción de armas.
En 1966, el congreso de la República lo declaró héroe nacional y dispuso que el día 23 de julio de cada año, fuese declarado el día de la Aviación Militar del Perú.