• Estudiante de la casa marianista donó órganos para salvar dos vidas

La primera operación de trasplante efectuado en Arequipa durante la pandemia por el coronavirus, fue gracias a Fernando Corrales Talavera, quien fue parte de la familia marianista  como estudiante de la Escuela Profesional  de Publicidad y Multimedia, quien pese a sufrir un accidente que lo dejó con muerte cerebral horas antes de la Noche Buena del 2020, siempre tuvo deseos de ayudar a los demás y así quedó registrado en su Documento Nacional de Identidad (DNI), en el que consigno que  sí  donaba sus  órganos tras dejar de existir.

La familia del joven respeto su voluntad y los galenos del hospital Carlos Alberto Seguín Escobedo (EsSalud) actuaron de inmediato y lograron extraer del cuerpo del joven sus dos riñones. Horas después, dos pacientes que padecían de insuficiencia renal, serían los receptores de este obsequio de vida  previo a la noche buena y con ello  Fernando, les regalo esperanza para seguir  adelante.

Esperando una oportunidad

Fiorella es una joven de 19 años;  que cuando cursaba el cuarto año de secundaria, empezó con los malestares que le advertían que algo fallaba en su cuerpo. Tras ser atendida por los especialistas y luego de varios exámenes, le diagnosticaron la falla renal que la obligó a recibir por tres años diálisis peritoneal.

Mientras que Henry  un adulto mayor  de 61 años. Desde el 2012 venía recibiendo el tratamiento de hemodiálisis que le permitía continuar con su vida. Ambos pacientes por más de tres años esperaron por un riñón y aunque la esperanza  no la perdieron  su salud se iba complicando, pero no esperaron que horas previas a la noche buena recibieran la noticia de que un donador les regalaría en Navidad una nueva vida  y así lograron una segunda oportunidad para gozar de  todo aquello  que pospusieron; Fernando fue ese  ser especial que con su fallecimiento les dio  un regalo  inolvidable a estos dos pacientes y a sus familia. Hoy tanto Fiorella y Henry se encuentran recuperándose en el hospital arequipeño.

La decisión  de Fernando  y su ánimo de contribuir a salvar vidas, movilizó a más de 40 profesionales de la salud, entre médicos especialistas, enfermeras, técnicos de enfermería, tecnólogos médicos, que lograron con satisfacción el implante de los órganos.