Deseo expresarles, con mucho afecto y gratitud, nuestro saludo navideño en nombre de las autoridades de esta casa superior de estudios.
La Navidad es una fecha muy esperada por los católicos por su trascendencia, importancia y sabias enseñanzas; pues conmemoramos el nacimiento de Jesús en un pesebre, el cual suscita un nuevo amanecer, una recreación de la vida y un advenimiento de lo nuevo.
Ese hermoso niño -Jesús- más tarde, asombró al mundo hablando con los doctores; sanó a los enfermos; extendió su mano amiga a los pobres; renovó la fe en los valores personales y nos legó sus sabias enseñanzas, a través de parábolas; enseñanzas que constituyen un magisterio permanente y una luz en la oscuridad.
La Navidad, fiesta de jolgorio y felicidad, nos permite acercarnos a los nuestros en un encuentro familiar sincero y de gran relevancia; padres, hijos, nietos y bisnietos, formando un ramillete florido, nos damos el abrazo de la fraternidad; fraternidad que implica el encuentro, la hermandad y la verdadera amistad.
En la Navidad entonamos la hermosa canción, “Noche de paz; noche de amor. Ha nacido el niño Dios en un humilde portal de Belén; sueña un futuro de amor y de fe; viene a traernos la paz”.
Canción tan hermosa y tan vasta que habla de la “noche de paz”, esa paz tan ansiada y añorada en lo personal y social; esa paz que ahuyenta los demonios internos que nos hacen vivir en conflicto; esa paz que nos procura una relación armoniosa con todos, sin enfrentamientos ni conflictos; esa paz que la sentimos cuando nos identificamos con la Institución que nos cobija y con los objetivos personales.
Pero, igual, nos habla de la “noche de amor”; el amor entendido como un sentimiento intenso del ser humano que, reconociendo sus imperfecciones, busca el encuentro que hermana; el deseo de unión que nos completa y el diálogo comprometido que nos abre caminos.
Que esta noche de paz y esta noche de amor se extiendan a todas las noches y días; que alcancemos todos, esa paz que otorga serenidad y reposo; y que el encuentro familiar navideño sea permanente y recreativo para felicidad de los nuestros y de la sociedad.
Somos una Universidad Católica y, en esta Navidad, pido al Altísimo nos conceda siempre el don de la paz; nos acerque en armonía permanente; nos permita el engrandecimiento personal y nos aliente en el trabajo solidario y fraterno. Que la infinita dulzura de la Navidad toque lo más profundo de nuestros corazones y hagamos, de esta fiesta, una nueva oportunidad de llenar nuestro hogar con el verdadero sentido y significado de la Navidad.
Un abrazo sincero a todos ustedes, Miembros de la Asamblea Universitaria, Profesores Eméritos y Ex-Docentes; Autoridades, Personal Docente, Administrativo, de Servicio y Estudiantes. Que la Navidad sea el faro permanente en nuestra existencia y la llanura donde volquemos nuestras ilusiones.
Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo.
Dr. Alberto Briceño Ortega.
Rector de la Universidad Católica de Santa María.