La responsabilidad social universitaria es una tendencia que ha llegado a las universidades y de alguna manera está impactando en los diversos medios que se involucran en su misión de formación, observación, introspección, investigación y participación en la sociedad.
La responsabilidad social de las universidades es definida como “una política de calidad ética del desempeño de la comunidad universitaria (estudiantes, docentes y personal administrativo) a través de la gestión responsable de los impactos educativos, cognitivos, laborales y ambientales que la universidad genera, en un diálogo participativo con la sociedad para promover un desarrollo sostenible”.
La responsabilidad social es un compromiso de la universidad hacia la sociedad, a fin de contribuir a la atención de sus necesidades y solución de sus problemas. Con ese objetivo, se busca el desarrollo integrado de la extensión y proyección social con la formación profesional y de investigación.
La universidad, como organización, es un escenario privilegiado para la potenciación de recursos humanos y sociales, para la promoción de profesionales socialmente responsables en un mundo con nuevas necesidades. Por tanto, desde una gestión responsable, se ha de implicar en una formación que responda a dichas necesidades, a través de la docencia, la investigación, la vinculación al medio y la gestión universitaria. En la educación superior implica potenciar la contribución al desarrollo económico y social, facilitando el retorno del conocimiento desde una perspectiva ética y ciudadana, con profesionistas sensibles a los problemas sociales.
El compromiso de la Universidad con la sociedad es a través de tres aspectos primordiales: 1) Campus universitario, 2) Formación profesional y ciudadana y 3) Participación social.
La UNESCO (1998) plantea, en la Declaración Mundial sobre la Educación Superior para el siglo XXI, en unos de los puntos relacionados con la responsabilidad social universitaria (artículo 6 de la declaración), la responsabilidad que tienen las universidades en las orientaciones de largo plazo que permitan resolver las necesidades y aspiraciones sociales, inculcando esta responsabilidad a los estudiantes. Igualmente, establece, en el mencionado artículo 6, letra (b): “La educación superior debe reforzar su servicio a la sociedad y en especial sus actividades para eliminar la pobreza, la intolerancia, la violencia, el analfabetismo, el hambre, la degradación ambiental y la enfermedad, utilizando principalmente enfoques transdisciplinarios e interdisciplinarios en el análisis de los temas y los problemas”.
Los principios de la responsabilidad social universitaria son los siguientes:
Estos principios facilitan la adecuación necesaria para afrontar los cambios ante situaciones de incertidumbre, conflictos culturales y divergencia de intereses.
La Responsabilidad Social Universitaria se ordena en función de cinco áreas de impacto que la universidad genera en su entorno que responden a las funciones básicas de toda institución universitaria (docencia, investigación y extensión). Las cinco áreas de impacto son:
La universidad tiene un impacto directo sobre la formación de los estudiantes, por ello debe procurar desde este nuevo enfoque, la gestión socialmente responsable de la formación académica y la pedagogía, propiciando experiencias vivenciales, iniciativas interdisciplinarias e interinstitucionales, y reflexión crítica de las mismas.
La universidad orienta la producción del saber y las tecnologías, por ello debe procurar desde este nuevo enfoque, la gestión socialmente responsable de dicha producción a fin de evitar la fragmentación del saber, favorecer la articulación entre tecno-ciencia y sociedad, promover la democratización de la ciencia, e influir fuertemente en la definición y selección de los problemas de la agenda científica.
La universidad debe procurar la gestión socialmente responsable de su participación en el desarrollo humano sustentable de la comunidad de la que forma parte, renunciado al asistencialismo o a la ayuda unilateral, y propiciando la coproducción entre distintos actores y saberes hacia un conocimiento de calidad y pertinencia en términos de asociación.
Desde este nuevo enfoque se debe procurar la gestión socialmente responsable de la organización misma de manera coherente con los principios institucionales y la identidad, en un ambiente que favorezca la inclusión, la participación y la mejora continua.
La universidad debe contribuir a crear una cultura de protección del ambiente y procurar la gestión socialmente responsable de los recursos ambientales disponibles, en pos de las generaciones actuales y futuras.
A través del escenario presentado precedentemente sobre la responsabilidad social universitaria, emerge que el resultado final dependerá fundamentalmente de los agentes y de los procesos que hagan posible la voluntad de implicación en los planteamientos necesarios. Cuando nos referimos a los agentes, incluimos autoridades y personal de administración, particularmente implicados en la democracia y sostenibilidad de la organización; los docentes, investigadores y estudiantes, promotores de conocimientos, habilidades y actitudes vinculados a la responsabilidad social; sector público y privado, sociedad civil, los grupos sociales y los medios de comunicación del entorno social, que, entre sí y con la propia universidad, aúnan esfuerzos para una participación conjunta en intereses del bienestar social común más allá de los intereses particulares. Los procesos que favorecen la responsabilidad social de la universidad pasan por la promoción de capacidades humanas y culturales, el desarrollo económico, técnico-científico, ciudadano y democrático, todo ello para una calidad de vida con rostro humano.
Muchas gracias.
Dr. ALBERTO BRICEÑO ORTEGA
Rector de la Universidad Católica de Santa María.