En concurrida ceremonia se realizó la presentación del libro: “Facer y Hacer del Idioma Castellano” del Dr. Abel Rubio Loayza en la Casa del Corregidor Abril y Maldonado de la Universidad Católica de Santa María– Calle La Merced 207
El prestigioso Marco Aurelio Denegri, crítico de literatura, caricaturista, sexólogo, polígrafo y gramático peruano prologó la obra diciendo “Doctor Abel Rubio, he leído su libro Facer y hacer del idioma castellano, y ocurre empero, que los gramáticos de esta tierra -si los hay- solo ocasionalmente rompen lanzas por la pureza del idioma, sin parar mientes en que los atropellos que este sufre no son ocasionales, sino diarios. Al pobre castellano se lo atropella a cada rato, constantemente, y lo que es peor, con impunidad”.
“Libros como el suyo, doctor Rubio, son pues doblemente meritorios: en primer lugar, porque tratan de corregir, siquiera parcialmente, los desaguisados y barbarismos que se esparcen, avivan y multiplican a impulsos de una ignorancia ambiente clarísimamente abismal; y en segundo lugar, porque el cumplimiento de semejante empresa en el Perú, en este país de la hamaca, como decía don Juan de Arona, es dificilísimo”.
“Lo cual no importaría si el conato fuera útil y fructuosa la empresa. Pero no: muy poco o nada importa a la gente el buen decir, y, en consecuencia, lo que en lo antiguo fue palacio de la lengua castellana, está convirtiéndose hoy en burdo zaquizamí, en tabuco que solamente cobija a fraseoclastas”.
“El doctor Aurelio Miró Quesada conserva entre sus papeles una carta de César Vallejo. Un día me la enseñó, indicándome, entre otras cosas, la feliz expresión con que se despedía, y que yo me permito usar esta vez, porque no hay otra mejor. Las dos manos”.
Doctor en literatura y lenguas, catedrático de la especialidad por la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, poeta y escritor.
Autor de: Estancia de los árboles (poesía, 1960), prólogo de Alberto Hidalgo, El sol enmudecido, (poesía, 1964), Rostro de poesía (1986), Señor de Sipán (poesía, 1992), Fui ateo en la Viña el Señor (poesía mística, 2001), El corazón del poeta (2008), La Madre en la poesía peruana (segunda edición (2012), Siete días en el Paraíso a cambio del Infierno (poesía, 2013), El Bibliotecario de Babilonia y Poetas de la letra A (2014).
Ha obtenido primer premio de poesía en los Juegos florales por la Universidad Nacional de San Agustín (1966); segundo premio de poesía en los juegos florales por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (1967). Motivo: celebración del primer Centenario Republicano de la Facultad de Letras de esa Casa de Estudios; participaron 143 poetas de entidades similares de Iberoamérica; nominado en La literatura peruana del siglo XX (México, 1965), por el estudioso y crítico literario Estuardo Núñez; en el Panorama Poético Hispanoamericano I (Buenos Aires) por el estudioso y crítico literario Óscar Abel Ligaluppi; La poesía en el sigo XX por Jorge Cornejo Polar; La Literatura Arequipeña por Tito Cáceres Cuadros.
En la contratapa del libro, el autor refiere “El hombre humano vive y se desenvuelve en actitud de palabra, cuando la emplea y también cuando está en silencio. Todo entendimiento transita a través de ella, y es en la escritura donde reafirma su existencia, el grado de sociabilidad para encandilar las posibilidades de su entorno, de esta manera se entiende la propuesta académica de isoslayable justificación: verba volant, scripta manent”.
“El lingüista Martínez Amador ha rotulado un discurso simple y sencillo: «Para expresarse debidamente, no es bastante que la expresión se pueda entender, sino como decía Quintiliano, de ningún modo se puede dejar de entender». Por lo tanto, se afirma que en el lenguaje todo es entidad combinatoria, y para completar esa misión necesitó de múltiples signos eslabonadores, que dicho sea de paso, es una eventual posibilidad del grafotexto que se une a la brevísame contribución del lenguaje peruano, pues en él se puede evitar sustantivas confusiones y barbarismos. Nació de esta manera la palabra escrita en el significante, para revelar, enhebrar y conceder al leyente actos de solemnidad y respeto: quien habla bien será muy elogiado y querido en la comunidad hablante. Por lo tanto, este libro se entrega a las personas que hacen la historia, como un referente insoslayable; pues los requerimientos lingüísticos’ que a veces, sin darnos cuenta, nos inducen a errores involuntarios. La perseverancia puesta en el presente texto, puede ser de suma ayuda para el entendimiento del archilector inteligente y comprensivo”.